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DESPARRAMADOS EN EL DESORDEN: Acogiendo lo Botado

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Texto escrito por Psicóloga Clínica, Ximena Arrau Herud A muchas personas les ha dado por ordenar la casa esta cuarentena. Hay quienes tienen la costumbre del orden y limpieza arraigada al cuerpo y han  adaptado rápidamente sus hogares al teletrabajo o a la nueva vida social-cibernética . También  hay quienes reconocen un cierto encanto en el desorden o pueden convivir tranquilamente con éste.  Otros, han querido hacerlo porque no soportan el desorden . Tienen ideales de casas, información sobre los múltiples beneficios del orden y el convencimiento de que vivirían mucho mejor con lo preciso y con cada cosa en su lugar.  Aún así, no logran hacerlo. Algo resiste. A veces se empieza con todo el ánimo del mundo y ya en el primer intento surge el tope con los  recuerdos : cartas antiguas de abuelos, fotos con amigos de juventud, agendas de años remotos .....de ahí a la parálisis y diálogo interno : "¿los boto/no-los boto?" "bota todo lo que ya no usas"   

ENCONTRANDOSE en el ENCIERRO

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No es habitual despertar un lunes y entender que en vez de la ajetreada mañana de todos los días, esta vez habrá que  quedarse en casa . No es fácil que esto empiece a suceder también  martesmiercolesjuevesviernes,  como si siempre fuera fin de semana. El problema es que mientras pasan los días, la situación se va volviendo tan amorfa, que hasta la noción del tiempo se empieza a desvanecer. Es extraña la infinitud que se siente.  ¿Qué haré con tanto espacio por delante? Surgen estados de angustia-incertidumbre, mezclados con angustias e incertidumbres por la compleja situación que vivimos en el mundo. Te levantas e inicias un circuito de recorridos bastante estrecho: de la cama al living, pasando por la cocina, topándote con familiares que habitualmente ya habrían salido, que queremos mucho y que son un agrado para convivir en vacaciones, pero no en lo cotidiano del  "para siempre". Si eres dueña de casa y tenías a las 12 del día la cocina impecable, ahora están t

PEDIR AYUDA... Qué Verguenza, Qué Debilidad...!!!

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"Convivir con la soledad es un valor Convivir con los demás, también" Algunas personas que asisten al psicólogo presentan una contradicción interna. Por un lado, solicitan ayuda; por otro, creen que deben resolver sus problemas solos, que necesitar y pedir ayuda es una debilidad, y esto los avergüenza. Muchas veces, detrás de esta creencia está el supuesto de que deberían tener la fortaleza y la sabiduría para enfrentar el mundo y sus dificultades, supuesto que se ha ido instalando desde los primeros años de vida.  Por ejemplo, si un niño llora, pide atención y nunca lo reconocen, podría quedarse con la impresión de que nadie lo ayuda y debe conseguir las cosas solo. Si esto se reitera, la persona va construyendo psíquicamente un concepto  de soledad, abandono y  desconfianza , que lo " acompañará" en la vida adulta. De esta forma, se va constituyendo una persona que se las arregla sola, que no necesita a nadie y que sabe todo sobre sí misma.  Esta 

LA PACIENCIA DE SER PACIENTE

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Así como el ser humano es complejo, el proceso psicoterapéutico también lo es. Tiene vicisitudes, adelantos, retrocesos. A veces las personas avanzan y caen nuevamente, repiten. Otras veces, sienten que no avanzan y, de un momento a otro, se sorprenden enfrentando las mismas dificultades de distinta manera. Para realizar una psicoterapia hay que ser paciente, en el amplio sentido de la palabra: hay que instalarse en el lugar de paciente y hay que tener paciencia. Esto significa tener la intención, la disposición de realizar un trabajo personal y de entender que es un proceso lento, que requiere tiempo. La primera invitación que hace un psicólogo a un paciente es tener un lugar . Esta acción permite que la persona pueda hablar sobre sí misma y, poco a poco, vaya ocupando este espacio, haciéndolo propio. Al hablar se va escuchando, algo se empieza a movilizar, permitiéndole ir vinculando hitos de su memoria a su situación actual, ir encontrando luces sobre lo que le ac

NO ESTOY LOCO

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Muchas personas que presentan dificultades psíquicas consultan a un médico para conseguir un remedio que alivie sus síntomas y permita seguir funcionando. A veces, el médico deriva a estos pacientes al psicólogo o al psiquiatra, suponiendo que la solución va por otro camino. Esto provoca miedos y dudas en las personas, ya que se asocia el tema de la salud mental a la locura. El miedo a la locura se relaciona con la pérdida de control, con el juicio social, con el temor a no ser dueño de sí mismo. La persona se "siente loca" porque existe un síntoma que se "instala", se escapa a lo habitual y no se logra manejar: dificultades para levantarse, emociones sin control, acciones y pensamientos que se repiten sin "querer", alteraciones físicas sin causa orgánica, problemas de interacción con los demás. Si bien es cierto que el trabajo de los profesionales de salud mental se vincula, de alguna manera, con la locura, también es cierto que toda

ME ENAMORÉ DE MI PSICÓLOGO ¿Qué Hago?

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La relación psicólogo-paciente es una de las más íntimas. Muchas personas se preguntan qué pasa con el amor en esta intimidad, se preguntan cual es el límite y cómo se controla el afecto y el sexo en esta situación. Algunos creen que transgredir esta frontera puede suceder y que es normal, incluso existen profesionales que lo permiten, aludiendo a que "hay que dejarse fluir"                                                          ¿Y porqué no?  ¿Cómo se podría evitar una atracción amorosa, erótica, sexual, si ésta va más allá de las personas, del sujeto, de sí mismo? Es importante aclarar que l a relación terapéutica es asimétrica, incluso existe un pago de por medio: asiste una persona que necesita ayuda y existe otro dispuesto a ayudarla. Es cierto que hay muchas maneras de ayudar. En este sentido, el lugar de un psicólogo es distinto al que ocupa un terapeuta ocupacional, un asistente social, un profesor, un médico. Son ayudas diferentes. La función del psicólo

¿QUE SE PAGA CUANDO SE PAGA?

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La relación con el dinero es tan compleja que ha llegado a tener múltiples connotaciones. Algunas personas lo ven como algo sucio, lo desvalorizan; otros le dan enorme valor. Muchos realizan sus oficios en forma gratuita, o hacen distinciones entre las cosas que hay que cobrar y las que no se debieran cobrar. Otros, vinculan el dinero al sacrificio, al trabajo y al malestar, diferenciándolo de lo que se hace por agrado, ocio y placer. Hay quienes lo ligan al estatus y al poder. Si nos remontamos a tiempos ancestrales, a la época del trueque en la que una persona intercambiaba con otra, objetos para la subsistencia, se podría entender de donde proviene el dinero. Una persona cambiaba a otra, una gallina por cinco kilos de arroz, por ejemplo. Después de este cambio, ambos quedaban con algo nuevo para sus vidas, que ayudaría a satisfacer una necesidad de supervivencia. Sin embargo, en este intercambio también ambos perdían algo: uno perdía una gallina, otro cinco kilos de